miércoles, 5 de febrero de 2014

2051

La bóveda se cerró detrás de él. Caminaba rápidamente, deslizándose entre la muchedumbre, era un hombre ocupado y los contratiempos no eran aceptados. Su nombre era Steve Carvajal, tenía 57 años de edad y era un biólogo genetista. Había dedicado más de la mitad de su vida a la transcripción manipulada del código genético. Sin embargo en la actualidad no desempeñaba su carrera como tal, más bien, se había vuelto una especie de conferencista.

Era verano de 2051, el planeta Tierra, se había vuelto la matriz del control en el espacio. Los avances tecnológicos habían avanzado a zancadas. La sociedad estaba perfectamente estructurada en organismos de trabajo específico. Cada individuo sobre la Vía Láctea desempeñaba una función importante para el progreso de la humanidad en la conquista universal.

El gobierno, con ayuda de las máquinas, controlaba cada acción de trabajo. Éstas, eran la principal fuente de control sobre la sociedad; y cada tipo de máquina, era encargada de un campo específico: natalidad, educación, creatividad, alimentación, construcción, y un sinfín de acciones y procesos que la humanidad requería. La estabilidad social se había consolidado hacía 15 años, sin embargo, ante las nuevas conquistas planetarias, los humanos se hallaban en guerra constante contra las distintas razas planetarias que se negaban a cooperar con el planeta Tierra o aquellas que habían intentado apoderarse de ella.

La pobreza material no existía, todos eran recompensados con alimentos y objetos y aparatos que hacían de la vida algo más placentero. La carencia brillaba por su ausencia. Cada individuo trabajaba con orgullo y dedicación, desempeñando su labor de la mejor manera. Todos eran un equipo. Ninguna persona era obligada a hacer algo, aquellos que elegían no trabajar, cooperar o simplemente pertenecer a la cadena, se limitaban a existir. A pesar de no ser una tasa considerable de la población, se habían implementado programas de ayuda o control emocional para que la existencia de estos individuos no alterara el orden.

El único problema social que la humanidad poseía, eran las emociones. El miedo al fracaso, el dolor, la ansiedad, estrés, desánimo, cada una de estas reacciones ante la vida, generaba errores en el trabajo productivo. La gente lo sabía y algunos llegaban al suicidio por haber fallado al sistema. El problema había crecido mucho desde la estabilidad, y el gobierno sabía que un detalle como ése, podría llevar a la raza humana a su caída.

Sin embargo, gracias a las investigaciones científicas de Steve y su equipo, el CEN (Control de Emociones Negativas), había iniciado su labor con la humanidad. En las nuevas generaciones, eran eliminadas del código genético la información del dolor mental. Las sensaciones físicas se habían reforzado, el control de la reacción del hipotálamo ante los estímulos, se determinaban.

De esta manera, los nuevos sujetos existirían sin el sentido de competencia, todos sabrían que eran un equipo, y nadie le haría daño a la gente porque a su vez, estos no lo recibirían. Sencillamente, el dolor, enojo, tristeza, aburrimiento, entre otras emociones negativas, se habían erradicado. Era un proyecto que debía iniciar con la sociedad existente, el trabajo de Steve era entonces, propagar el propósito del CEN, y distribuir el proceso en toda la Vía Láctea.

La sociedad, el sistema, la conquista y el estilo de vida lo exigían.

4 comentarios:

  1. Muy interesante, ya quiero leer el que sigue.

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  2. Interesante, bastante de echo... Ya esperamos la siguiente entrada :D

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  3. Hay una parte que distrae un poco, cuando dice "Los avances tecnológicos habían avanzado...", es repetitivo. Por otra parte, me parece genial leer algo tuyo y además de Ciencia Ficción :D Ya quiero ver cómo desarrollas la historia. ¡Sigue escribiendo, escribe mucho!

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  4. O: es verdad, ¡Muchas gracias por la observación! Soy nueva en este campo, espero progresar y escribir algún día como tú :DD

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